martes, 8 de noviembre de 2011

Una historia sobre los concursos culturales de la televisión

–Muy buenas noches. Aquí comienza una nueva edición de nuestro concurso cultural Demuestre lo que sabe y gane. Hoy está con nosotros don Antonio Martínez, catedrático de Lengua Española en el Instituto Eduardo Duarte de Madrid. Don Antonio es un experto en toponimia; se sabe todos los topónimos de la provincia de Madrid. ¿No es así, don Antonio?

–Bueno, no tanto. Conozco muchos, pero uno nunca puede asegurar que los sepa todos.

– Enseguida saldremos de dudas, aunque sospecho que la modestia de don Antonio le impide ser tan categórico en este punto como probablemente podría. ¿Está preparado, don Antonio?

–Sí.

–Pues vamos allá. Primera pregunta: ¿cómo se llama el topo que vive en la madriguera que hay a mano derecha después de la rotonda de la carretera de Toledo, nada más salir de Madrid, a la altura del aeropuerto?

–¿Queeé?

–Sí, que cómo se llama el topo que vive allí.

–¿Qué topo?

–¡El topo! ¿Usted no es experto en topónimos? ¿No decía que sabía los nombres de todos los topos de la provincia?

–¿¡Qué dice!?

–¡Los topos, coño, los topos! Perdón, me he dejado llevar por la emoción del momento. ¿No sabe cómo se llama ese topo?

–¿Pero qué topo? Yo soy experto en topónimos, no en topos.

–¿Y no son los topónimos los nombres propios de los topos?

–¡No! ¡Son los nombres propios de lugar!

–¡Ya me parecía a mí que usted no podía saber tanto! ¡Yo conozco los nombres de los perros de mi vecindario, pero de ahí a saber los nombres de todos los topos de la provincia, con los que, a diferencia de los perros, uno no suele intercambiar ninguna palabra más allá de darles los buenos días, va un abismo!

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