A representar por un único actor, sentado en el suelo sobre una manta doblada y caracterizado con una nariz de clown cuando hace de clown y con un gorro de bufón cuando hace de bufón. Cada vez que cambia de personaje, baja la cabeza y sustituye la nariz por el gorro y viceversa, y vuelve a levantar la cabeza.
CLOWN: (Después de mirar al bufón con curiosidad) ¡Qué gorro tan bonito!
BUFÓN: (Con un tono de superioridad que mantendrá, con matices, durante todo el diálogo) Te parece bonito, ¿eh? ¡Es bonito! ¡Todo yo soy bonito! Soy un bufón precioso. ¿Creías que todos los bufones éramos contrahechos, clown? (dice clown enfatizándolo, como con desprecio).
C: ¿Por qué dices clown así?
B: ¿Cómo es así?
C: (Con vergüenza, mirando al suelo) Pues así, como despreciándome.
B: Yo no te desprecio. Te desprecian los demás. (Advierte que sus palabras han entristecido al clown e intenta quitar hierro al asunto) Bueno, en realidad no te desprecian.
C: Se ríen de mí.
B: No se ríen de ti. Se ríen contigo, que es distinto.
C: Pero si yo no me río... ¿Cómo pueden reírse conmigo si yo no me río?
B: Eres más inteligente de lo que pareces, clown. ¿Sabes una cosa? ¡Qué importa si se ríen de ti o se ríen contigo! El que se rían de ti no dice mucho de ellos; por lo tanto, tampoco dice tan poco de ti.
C: Pero de ti no se ríen...
B: Se ríen, se ríen. Pero yo me río de ellos más.
C: Yo también quiero reírme de ellos. Enséñame a ser un bufón...
B: Eso es imposible. No te puedo enseñar a ser un bufón, porque tú no eres un bufón, sino un clown. El gorrión no enseña a volar al ratón, sino a la cría de gorrión. Tú tienes que ser el mejor clown posible. Y ni eso. Tienes que ser tu propio clown, el clown que eres, el que llevas dentro. Serlo totalmente, completamente, de verdad. (Con ternura) Anda, pruébate mi gorro.
C: (Lo mira alucinado mientras se lo pone) ¿Parezco un bufón?
B: Pareces un clown con un gorro de bufón. Anda, devuélvemelo y déjame también tu nariz. (Después de ponerse el gorro y la nariz) ¿Qué parezco yo?
C: Pareces un bufón con una nariz de clown.
B: (Se toca la nariz) ¿Sabes? No estoy tan seguro. (Se quita el gorro) ¿Parezco un bufón con una nariz de clown y sin un gorro de bufón? (Se quita la nariz) ¿Parezco un bufón sin un gorro de bufón y sin una nariz de clown? (Se pone la nariz) Creo que todos tenemos algo de clown (se pone también el gorro) y algo de bufón. Ya verás. (Le da el gorro) Ponte el gorro y llámame clown. Así, clown, como te llamo yo.
C: (Se pone el gorro) Clown. ¿No? Clown. ¿No? ¡Clown! ¡Clown! ¡¡Clown! (finalmente ha conseguido decirlo como el bufón. Se sonríe y lo repite feliz) ¡¡Clown!! ¡¡Clown!!
B: Quítate el gorro y mírame. (Se quita la nariz) ¿Somos tan distintos ahora? ¿Podrías decir quién es el clown y quién es el bufón? No, no podrías. Y yo tampoco. Nadie podría.
CLOWN: (Después de mirar al bufón con curiosidad) ¡Qué gorro tan bonito!
BUFÓN: (Con un tono de superioridad que mantendrá, con matices, durante todo el diálogo) Te parece bonito, ¿eh? ¡Es bonito! ¡Todo yo soy bonito! Soy un bufón precioso. ¿Creías que todos los bufones éramos contrahechos, clown? (dice clown enfatizándolo, como con desprecio).
C: ¿Por qué dices clown así?
B: ¿Cómo es así?
C: (Con vergüenza, mirando al suelo) Pues así, como despreciándome.
B: Yo no te desprecio. Te desprecian los demás. (Advierte que sus palabras han entristecido al clown e intenta quitar hierro al asunto) Bueno, en realidad no te desprecian.
C: Se ríen de mí.
B: No se ríen de ti. Se ríen contigo, que es distinto.
C: Pero si yo no me río... ¿Cómo pueden reírse conmigo si yo no me río?
B: Eres más inteligente de lo que pareces, clown. ¿Sabes una cosa? ¡Qué importa si se ríen de ti o se ríen contigo! El que se rían de ti no dice mucho de ellos; por lo tanto, tampoco dice tan poco de ti.
C: Pero de ti no se ríen...
B: Se ríen, se ríen. Pero yo me río de ellos más.
C: Yo también quiero reírme de ellos. Enséñame a ser un bufón...
B: Eso es imposible. No te puedo enseñar a ser un bufón, porque tú no eres un bufón, sino un clown. El gorrión no enseña a volar al ratón, sino a la cría de gorrión. Tú tienes que ser el mejor clown posible. Y ni eso. Tienes que ser tu propio clown, el clown que eres, el que llevas dentro. Serlo totalmente, completamente, de verdad. (Con ternura) Anda, pruébate mi gorro.
C: (Lo mira alucinado mientras se lo pone) ¿Parezco un bufón?
B: Pareces un clown con un gorro de bufón. Anda, devuélvemelo y déjame también tu nariz. (Después de ponerse el gorro y la nariz) ¿Qué parezco yo?
C: Pareces un bufón con una nariz de clown.
B: (Se toca la nariz) ¿Sabes? No estoy tan seguro. (Se quita el gorro) ¿Parezco un bufón con una nariz de clown y sin un gorro de bufón? (Se quita la nariz) ¿Parezco un bufón sin un gorro de bufón y sin una nariz de clown? (Se pone la nariz) Creo que todos tenemos algo de clown (se pone también el gorro) y algo de bufón. Ya verás. (Le da el gorro) Ponte el gorro y llámame clown. Así, clown, como te llamo yo.
C: (Se pone el gorro) Clown. ¿No? Clown. ¿No? ¡Clown! ¡Clown! ¡¡Clown! (finalmente ha conseguido decirlo como el bufón. Se sonríe y lo repite feliz) ¡¡Clown!! ¡¡Clown!!
B: Quítate el gorro y mírame. (Se quita la nariz) ¿Somos tan distintos ahora? ¿Podrías decir quién es el clown y quién es el bufón? No, no podrías. Y yo tampoco. Nadie podría.
Texto para un ejercicio práctico de la escuela de teatro 'Espazo Aberto' (Santiago de Compostela, 1998)
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